martes, 19 de enero de 2010

Por qué odio a ese Fidel

Acabo de leer una entrevista con Fidel Egas en una revista electrónica que se llama b10.com.ec. ¿Ya ven? Aquí en un medio independiente como ecuadorinsensato.com sí puedo hacer mención de páginas de la competencia sin que me censuren. Pero atrévanse a mencionar en Teleamazonas o en El Comercio a algún medio de la competencia y verán cómo les cortan la lengua.
Solo ahora, cuando toda la mediocracia está confabulada contra la Revolución Ciudadana es que andan todos los dueños de los medios juntos como si fueran amigotes de toda la vida. En tiempos normales, se pelean como placeras, se quitan periodistas, se roban noticias sin citar la fuente, se patentan nombres de páginas, se dan puñaladas por la espalda, etc, etc.
Pero bueno, ya me distraje. Hablaba de Fidel Egas y la entrevista en ese sitio. Era una entrevista netamente deportiva, pero sin duda el trasfondo contextual es de un nivel representacional admirable. Estamos hablando de un hombre tan pero tan acaudalado que no solo que salva de la quiebra al club más grande el país, sino que, como “lujo”, tiene otro equipo (la Católica), en el que gasta tres millones de dólares por mantenerlo en la serie A. ¡Menudo lujo! Es algo inconcebible. Yo, cuando hablo de lujos pienso en un viajecito a Cuba, o en mi capacitación trimestral fuera del país por cortesía de la dirección del medio de comunicación público donde colaboro. Esos son lujos. Tres millones al año son un despilfarro inaceptable en un país con tantas necesidades insatisfechas como el nuestro.
Además, para demostrar el nivel pre-capitalista de nuestra sociedad, Egas se manda una buena crítica al nene Maruri, su capataz, al que tacha de poco preparado. ¿Y qué dice Maruri al día siguiente? Que patrón Fidelito tiene razón! Claro, si a mí me dan 13 millones de dólares para meter la pata, también me aguanto lo que sea y por donde sea... (bueno, yo no lo haría, pero sí me entienden lo que quiero decir).
En todo caso, tenemos a un magnate que en su tiempo libre maneja dos equipos de fútbol y un canal de televisión (aparte de varias revistas, en una de las cuales, por necesidad, tuve que colaborar alguna vez). ¿Es eso aceptable y conducente al diálogo racional en la esfera pública?
Dice don Fidel que, aunque la ley le obligue a vender el feo canal, no lo hará a menos que le paguen lo que se merece. ¿Qué parte no entendiste, Fidel? La ley te obliga a vender el canal, te guste o no te guste el precio. La ley no dice: “venderás el canal al precio que tú pongas”, sino que prohíbe a banqueros tener medios de comunicación. ¡Y no te me pongas insolente!
Después se preguntan por qué les secuestran a estos pelucones. Ya en mis tiempos de guerrillero, allá por los 80s, intentamos secuestrar a Fidel. Es más, lo tuvimos prisionero durante unos minutos, pero el desgraciado empezó, primero a regatearnos hasta el último centavo del rescate, luego a insultarnos como a indios, y al final se bajó del carro en media carretera. Nos quedamos atónitos, lo confieso avergonzado, y no hicimos nada.
Luego nos dirigimos a la casa secreta y formamos un comité para decidir qué nos había pasado. Concluimos que el peso de la historia, esa historia de opresión y humillación, nos había bloqueado la mente. ¡Es tan difícil hacer la Revolución! Hay que hacerla primero dentro de nuestras almas, como dijo alguna vez el caudillo Velasco Ibarra.
Lo que me lleva a nuestro Presidente: aunque se haya peleado con los ecologistas (y confieso que no hay nadie más buena gente en el mundo que el Alberto), yo lo sigo apoyando con lealtad. Como aquí en el medio público también tenemos infiltrados algunos verdes medio infantilones, durante estos días hemos estado un poquitín críticos con el régimen (un día, hasta no sacamos al Presidente en la portada, imagínense), pero ya se nos está pasando.
No se preocupe, Presi, estamos con usted, en las buenas y en las malas, pacto de sangre, hasta la victoria siempre, compañero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario